REFLEXIONES EN LA ARENA LVIII (18-II-2011)

   MAL AÑO EL PASADO;LA REVOLUCIÓN BLANCA Y EL MARITIM

El año que se acabó, deja un reguero de sufrimiento para demasiada gente. Un sufrimiento injusto e inútil porque se produce como resultado de una salida cruel a una crisis que han generado los especuladores financieros y cuyas consecuencias las está cargando el Gobierno sobre las espaldas de las víctimas. Ha sido un año triste porque hay más pobres y más ricos, más paro, más inseguridad en el trabajo, más miedo, más marginación social, más gente en el abismo, más opulencia e indiferencia y más individualismo y racismo frente a la castigada inmigración. Ha decrecido la fraternidad y nos han robado la débil democracia. Demasiados espacios de la Justicia están ciegos y complacientes ante los poderosos e inquisidores con los que luchan contra la corrupción y por la memoria histórica. A la juventud mejor formada de nuestra historia le han robado la esperanza y el control mediático del pensamiento libre es asfixiante, debilitando el medio público y sustituyendo canales de información por tele basura.

         Ridiculizando la soberanía nacional, el Gobierno puso la democracia de rodillas ante el poder financiero, claudicó ante el Vaticano con la retirada de la Ley de Libertad Religiosa, privilegió a Marruecos con vergonzosos tratados comerciales no condenando la masacre contra el pueblo saharaui y se descubrió el sucursalismo vergonzoso del Gobierno de EEUU, a través de las informaciones de Wikileaks.

          Los desahucios de más de 200.000 familias de sus viviendas demuestra la usura insaciable de la Banca.  No sólo hipotecaron a millones de familias con precios escandalosamente especulativos de la vivienda, por la ausencia de intervención pública del gobierno, sino que ahora los desahucian y pretenden dejarlos esclavizados para pagar la deuda de la especulación. Como premio el gobierno, de acuerdo con el PP, ha decidido bancarizar las Cajas de Ahorro. Tiembla el Estado frente a las notas de las agencias de calificación, que son sencillamente instrumentos al servicio de los especuladores financieros para que los inversores en la deuda soberana incrementen sus impúdicos intereses mientras piden que se reduzca el déficit para que así se garantice el pago de la deuda y sus jugosos beneficios para repartir en los Consejos de Administración de unas elites cada vez más ricas y poderosas.

Un gobierno esclavo, que no soberano, que decretó el primer estado de alarma de la democracia, nos miente una y mil veces con el coro de voceros del neoliberalismo que machacan como un martillo pilón nuestro pensamiento; “solo hay una receta para salir de la crisis” la del pensamiento único, es la receta de que paguen los de abajo el festín de los de arriba.

Así se ataca al débil estado del bienestar como nunca. El tijeretazo con recortes salariales a los empleados públicos, a los fondos de cooperación, congelación de pensiones, reducción de la inversión y del empleo público, que provoca una perdida del poder adquisitivo de la mayoría, debilitando el consumo e incrementando la crisis y el paro.

Asistimos a un ataque sin precedentes a los sindicatos de clase y a los recortes de derechos laborales con una reforma injusta e inútil que subvenciona los despidos, precariza el empleo y ataca la negociación colectiva. Se rebajan los impuestos a las grandes empresas mientras se ahoga a las pequeñas y a los autónomos. Se aumentan los impuestos indirectos a los de abajo y se permite un fraude fiscal escandaloso, consintiendo a los paraísos fiscales. La exigua hacienda pública se nutre mayoritariamente de los impuestos a las rentas del trabajo mientras se reducen los provenientes de las rentas del capital. No hemos conocido ni una sola medida fiscal del gobierno ante los responsables de la crisis para que contribuyeran a una salida social.

Finalmente triunfó la “Revolución Blanca” en Egipto. Nadie discute la importancia que han jugado las redes sociales en el levantamiento popular de los egipcios contra el  régimen de Hosni Mubarak. Lo que si ha causado extrañeza es que se haya producido en un país subdesarrollado, donde apenas un cuarto de la población tiene acceso a las nuevas tecnologías, donde los niveles de pobreza superan con creces los dos  tercios de la población.

Tras días de dudas y desmentidos, Mubarak dejó el poder al Ejército, que ahora es el árbitro de la situación. De momento, ha suspendido la Constitución  y disuelto el parlamento, comprometiéndose a convocar elecciones en seis meses. Pero me quedo con el civismo de la población, que a pesar del centenar largo de muertos causados por la represión policial, ha dado muestras de su compromiso con la democracia y la justicia social.

La gran incógnita es: ¿Sería posible una revolución así en la democrática y civilizada Europa? La crisis financiera e inmobiliaria generada por el Capitalismo nos azota tanto a los europeos como a los egipcios, pero con una gran diferencia: en la rica Europa podríamos vivir incluso con un euro al día porque los niveles de protección social nos lo permitirían. Si embargo, los egipcios, que sobreviven con un euro al día desde hace siglos, han dicho ¡basta! No están dispuestos a seguir así y han decidido ser protagonistas de su futuro. Por lo tanto, la respuesta tiene una contestación rotunda: no. A pesar de la crisis nuestra comodidad y el miedo a los cambios nos lo impediría.

El mejor ejemplo de la voracidad del mercado laboral español, el más retrógrado de Europa, lo tenemos otra vez en el Hotel Maritim. Al Expediente de Regulación de Empleo del pasado año, y que supuso la pérdida de 56 puestos de trabajo, ahora se suma otro que supondrá otra pérdida de 32 puestos de trabajo. En el anterior ERE el protagonista fue el entonces Consejero de Empleo, Jorge Rodríguez, ahora Consejero de Economía, que por un “despiste administrativo” facilitó el despido de los trabajadores.

En el nuevo ERE se incluyen los trabajadores ya despedidos el pasado año y el Hotel Maritim queda bajo mínimos y técnicamente se extingue la actividad hotelera, pues se queda con una treintena de trabajadores: el comité de empresa, algunos prejubilados y poco más. La crisis la siguen pagando los trabajadores, mientras los empresarios continúan pidiendo más facilidades para el despido, bajadas de impuestos y demás zarandajas

¿Dónde han quedado las promesas de algunos políticos realejeros? ¿Para qué sirvieron las reuniones del PP con el Comité de Empresa? Para lo de siempre: para la foto.

Papanata de la Semana: Francisco Camps, Presidente de la Comunidad Valenciana, que tras su auto designación ha manifestado que “Soy el candidato más respaldado de todas las democracias occidentales”. Claro que si, Paco. Y también el que más regalos ha recibido de determinados empresarios.