REFLEXIONES EN LA ARENA XLVI
LA SANGRE DEL SAHARA; LA GUERRA DEL PEREJIL; EL CONCORDATO CON EL VATICANO Y LA XENOFOBIA DEL PP.
La Señora Doña Trinidad Jiménez, Ministra de Asuntos Exteriores y 
Cooperación, dijo hace unos días: “No es incompatible mantener buenas relaciones de vecindad con Marruecos con la defensa de los derechos humanos”. Y yo digo: sí es incompatible Señora Ministra. Sí es incompatible, porque un país democrático como España, gobernado por un partido que se denomina “Socialista”, no puede permitir que un país vecino feudal y dictatorial como Marruecos masacre a un pueblo desarmado que solo protesta por algo tan simple como tener un estado propio. Sí es incompatible, porque los derechos humanos están por encima de los intereses económicos de las empresas que provocan desempleados en España. Sí es incompatible, porque Marruecos no permite la libre circulación e información de los periodistas.
Lo que no se puede permitir es que el Ministro de Interior de Marruecos en Madrid y delante de la mismísima ministra, critique el derecho de información y la Sra. Trini se limite a enseñarle su “sonrisa profiden”. Lo que no se puede permitir Dª Trini es que durante 35 años más de 250.000 saharahuis vivan en campamentos de refugiados en Tinduff, suroeste de Argelia. Lo que no se puede permitir Sra. Ministra es que España escurra el bulto de su responsabilidad como potencia colonizadora. España tiene una obligación con los saharahuis: el Sáhara, Sra. Ministra, fue una provincia española hasta noviembre de 1975 y buena parte de los saharahuis tienen 
pasaporte español. Lo que no se puede permitir es que el que la nombró a Usted Ministra diga que “La relación con Marruecos es una prioridad para la seguridad nacional”, porque en nombre de la seguridad nacional se han cometido barbaridades: pregúntele a los iraquíes o a los palestinos, por ejemplo.
No Doña Trinidad Jiménez, con los derechos humanos no caben medias tintas, no valen las prioridades de estado y mucho menos con un país, Marruecos, feudal y dictatorial, con el cual Europa, la Europa de los mercaderes, tiene una relación preferencial. ¿Por qué tiene esa relación preferencial con Marruecos? ¿Qué intereses defiende España en Marruecos que le impide condenar el asesinato de un ciudadano español por la policía marroquí? Una vez más España ha hecho el ridículo. ¿Esta es la Alianza de Civilizaciones que propone Zapatero? ¿Qué le va a decir a las familias que todos los veranos acogen a niños saharahuis? ¿Les dirá a esos niños que sigan aguantando otros 35 años en el desierto? ¡Déjese de sonrisas Señora Ministra y hágase respetar! “España responsable, Marruecos culpable”.
Otro que se ha lucido con esta vergonzante situación es el autodenominado experto en asuntos árabes del PP, Gustavo de Arístegui. 
Esta lumbrera de la política internacional ha manifestado: “Que el gobierno español ha mantenido una posición poco clara, vacilante y cambiante”. Y apuesta por la neutralidad: ni a favor de unos ni de otros. Es decir, que siga la fiesta.
Con este asunto me ha venido a la memoria “La Guerra del Perejil”, que provocó Marruecos cuando en julio de 2002 invadió ese islote de soberanía española. El entonces gobierno de Aznar, con el inefable Ministro de Defensa llamado Federico Trillo, movilizó nueve barcos, dos submarinos, dos aviones y un batallón de helicópteros de combate y 175 soldados para expulsar del suelo patrio a doce soldados marroquíes y un centenar de cabras todas ellas marroquíes, según el pastor que las cuidaba, que también era marroquí. En aquel entonces los defensores del “sacro imperio español”, PSOE y PP, alzaron su voz contra el invasor, el “sobrino del Rey de España”, Mohamed V. Tuvo que ser Estados Unidos, siempre Estados Unidos, el que pusiera orden entre los dos vecinos para evitar una “guerrita de escopetas de cañas”. ¡Qué país!
En otro asunto donde el gobierno del PSOE demuestra su incompetencia, es en sus relaciones con El Vaticano. Aprovechando el viaje gratis de fin de semana de Benedicto XVI a España, y quizá para no molestarle, el Presidente del Gobierno Español, de todos los españoles católicos o no, dijo que “La Ley de Libertad Religiosa no era una prioridad”. Mientras tanto, el tal Benedicto en su corta estancia en la “Reserva Espiritual de Europa”, es decir, España, no dejó de criticar la política social 
del país que le recibía.
Según la Constitución Española de 1978, España es un estado aconfesional. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Esto es lo que establece la Constitución, sin embargo, España mantiene vigente un Concordato, firmado el 3 de enero de 1979, seis días después de entrar en vigor la ley máxima de Estado Español.
La sola mención que se hacía a la Iglesia Católica llevaba a la confusión y debió suprimirse para que no supusiera ningún privilegio, como quiere hacer ver la jerarquía eclesiástica y como no quiere reconocer el gobierno. Este Concordato fue negociado antes de la aprobación de la Constitución y de espaldas a la Comisión que la redactaba, y por lo tanto, es inconstitucional.
La campaña para las elecciones catalanas ha comenzado y ya ha saltado el primer escándalo: el Partido Popular ha editado un video juego que consiste “en cazar inmigrantes”. La Sra. Alicia Gómez Camacho, Candidata a la Generalitat, no solo se contenta con exigir un “Contrato de buenas costumbres a los inmigrantes”, sino que los criminaliza. Pero ella no se considera ni racista ni xenófoba. ¡Y Mariano Rajoy en el sofá fumándose un puro!
Papanata de la semana: la Secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, que ha dicho: “No hay ningún país ni gobierno que esté tan comprometido con el Sáhara como lo está España”. Pues demuéstreselo a los saharahuis.