"Nos negaron el duelo"

Publicado en por ME QUEDO BOBA

 

Gabriel Suárez

Maspalomas

Huérfana de una de las muchas muertes que provocaron los atentados del Frente Polisario hace treinta años, Inma Aulló, reclama justicia, que el Gobierno de Canarias se implique y reconozca la existencia de canarios muertos por actos terroristas y repare el daño moral y económico.

La hija del marinero, Miguel Aulló, no ha conocido y sabido de su padre desde que tenía 3 años. Durante treinta años le negaron su historia, la verdad sobre su muerte, los motivos por los que no hubo sepultura, duelo ni luto.

Ahora, treinta años más tarde y de la mano de la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo, Inma Aulló vuelve a la Isla para reconstruir el pasado. Ahora ya sabe del silencio de su madre, del día de los muertos sin flores y del hedor que despide la mentira si es oficial.

«Mi madre fue a pedir explicaciones y en la Casa del Marino le cerraron la puerta, y le prohibieron llevar luto porque supuestamente no había muerto nadie». Así consiguieron ocultar durante todos estos años que el barco Mencey de Abona, en que pescaba su padre y tíos desapareció para siempre con 12 tripulantes el 29 de mayo de 1980.

A los pocos días de aquel hecho encontraron en el mar el cadáver de uno de sus compañeros, Domingo Santana, atado de pies y manos, ahorcado con una de las cuerdas pertenecientes al barco. Era la prueba irrefutable del terrible ataque del Frente Polisario.

Nadie ha dado respuesta oficial. Sin embargo las familias han reconstruido con dolor las vidas perdidas y reclaman, como Inma, un reconocimiento oficial y todo tipo de resarcimiento moral, asistencial y económico, «porque aunque no hagamos mucho ruido, ni seamos hijas de guardias civiles, políticos o policías, somos tan víctimas del terrorismo, como lo son los familiares de los muertos por ETA o de los fallecidos por el atentado del 11M», afirma.

Ante este silencio, lo único que pide es justicia. Que se nos reconozca como víctimas del terrorismo y que el Gobierno de Canarias se implique, «que apruebe como han hecho otras comunidades autónomas el reconocimiento y protección de las víctimas del terrorismo y se deje de ocultar la verdadera historia canaria», indica.

Reproche al Parlamento de Canarias.

La presidenta de la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo, Lucía Jiménez, hija de Francisco Jiménez, al que le explotó una bomba que lo dejó ciego, sordo y con secuelas hasta la muerte, ha conseguido que el Ministerio del Interior reconozca a algunas como las primeras víctimas españolas del terrorismo árabe en el Magreb. Otras, desgraciadamente, están aún a la espera. Sin embargo no pierde la esperanza e insiste en que el Parlamento de Canarias no puede hacer oídos sordos y contestar que no es procedente reconocer a las víctimas. La lucha de esta asociación ha contado con el respaldo del Gobierno español, tras meses de insistencia y de la reiterada presentación de documentos acreditativos de los diferentes casos denunciados.

"Mi madre siempre dijo que había sido un accidente".

Con una claridad de ideas y una fortaleza envidiables, Inma Aulló no se cansa de repetir la necesidad de reconocimiento, «porque esta lucha no es sólo de las víctimas, es la lucha del pueblo canario, porque el pueblo canario tiene derecho y la obligación de saber todo lo que ha pasado con sus muertos en el Sáhara».

Su primer contacto con esta historia fueron recortes de periódicos de los años ochenta. Un bolso rojo escondido en un armario lo guardaba todo: fotos, un carné, papeles, en definitiva, la verdad. «A mi madre siempre me dijo que mi padre salió a pescar y murió en alta mar, pero cuando descubrí esto, ahí me di cuenta de que lo de mi padre no fue un accidente, sino un atentado»

 

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